¿Hay que esconder el horror? Es la pregunta que podemos hacer ante esta fotografía de Massud Hossaini.
Nota de Infobae, crédito de la foto: Reuters
Pese a que algunos diarios publicaron versiones cortadas para evitar mostrar las imágenes más duras de cuerpos ensangrentados que incluyen a una niña de corta edad, el New York Times y otros medios de comunicación la incluyeron en sus portadas con toda su crudeza el día después del atentado.
El portal de internet MSNBC decidió no mostrarla y afirmó que "los cadáveres de los niños podrían ser demasiado impactantes para nuestros lectores", pero publicó el lunes un informe sobre el Pulitzer en el cual advertía que "las imágenes gráficas podrían herir la sensibilidad" de los internautas.
La utilización de imágenes violentas que pueden llegar a traumatizar al público o a los familiares de las víctimas viene generando desde hace años un intenso debate entre periodistas, afirma Jane Kirtley, directora del Centro de Estudios de Etica y Derecho de los Medios en la Universidad de Minnesota.
La especialista considera que las imágenes difíciles de mostrar no deben de ser eliminadas si ayudan a contar una historia importante. "Mi visión de las cosas es que es totalmente ético publicar este tipo de foto. Forma parte de la narración de la historia. No es algo contra lo que se deba proteger al público", añade.
En el pasado, explica Kirtley, muchos editores evitaban las imágenes de portada que pudieran molestar al lector mientras tomaba el desayuno. Pero Internet ha cambiado tales consideraciones debido a la proliferación de los blogs y del "periodismo ciudadano", ya que "cualquiera que tenga una cámara y acceso a Internet puede publicar ese tipo de fotos".
Kirtley considera que los editores pueden suavizar el impacto o dolor que causan algunas imágenes al ponerlas en las páginas interiores en vez de en la portada. En el caso de los medios online, se pueden enviar advertencias antes de cada click.
El reportero de la agencia fracesa AFP, Massud Hossaini, autor de la foto, ha reconocido que él también quedó traumatizado por lo que ocurrió aquella vez. "El primer y el segundo día tuve problemas para dormir. Cada vez que cerraba los ojos veía la escena preguntándome si no podía haber hecho algo por esa gente, ¿por qué no ayudé a nadie?", confesó.
La concesión del Pulitzer y la difusión mundial de su imagen atenuó la culpa del reportero. "Ya sé que quien vea esta foto pensará en el fotógrafo, aunque espero que no olviden el dolor de la gente de Afganistán", dijo.
Susan Moeller, directora del Centro Internacional de Medios de la Universidad de Maryland y autora de un libro de fotografías de guerra, afirma que es de vital importancia que los medios expliquen el contexto de ese tipo de imágenes. La experta, que trabaja el tema con sus alumnos, afirma que los estudiantes más favorables para mostrar toda la crudeza de las imágenes son aquellos "que tienen la conexión más personal con los eventos de la foto", mientras que los demás prefieren no herir la sensibilidad del público.
Es un debate de décadas, asegura la académica. "Todo el mundo piensa que es mucho peor ahora porque Internet ha hecho que la cobertura sea más agresiva, pero no es el caso, aunque las imágenes son ahora más accesibles para más gente", matiza, al tiempo que aclara que fotos como la que quedó en el centro de debate existen "desde que la fotografía fue inventada en 1840".